Necesito una señal - Parte II
Hace algunos años escribí que necesitaba una señal, y curiosamente en estos días que he vuelto a leer ese blog me doy cuenta que el universo está conectado y que efectivamente manda señales. Los comentarios de los que aquí han escrito me han reconfortado tanto, y no porque padezcamos del mismo mal, sino porque me doy cuenta que somos muchos los que estamos vivos y estamos conectados de maneras que uno ni se imagina.
¿Que si mi vida ha mejorado?, ¿que si encontré la señal?, ¿que si hoy todo está mejor? No lo sé, o bueno tal vez sí. Y no porque mágicamente todo se haya acomodado y ahora sea un mundo color de rosa; sino porque me di cuenta que sigo aquí, que aún cuando me caigo muchas veces en el año (inclusive en el día) me sigo dando chance de abrir los ojos, y cuando más caos parece haber, existen señales como ésta que me regresan el ánimo, la risa, el llanto –pero ese que reconforta y no del que oprime el pecho-.
Los que han leído parte de mí y comparten vivencias muy personales conmigo, son parte de mis señales. O al menos así lo quiero ver, así que ¡GRACIAS!, en serio. Tal vez también sea que ya no espero tantas señales, sino que cuando me da lo positiva, creo esas señales y me las compro.
¿Qué va a pasar?, ¿cómo voy a lograr estar en equilibrio?, ¿cómo vamos a estar mejor? lo sigo averiguando. Tal vez ahora tengo un mínimo grado más de conciencia, pero sigo con mi loquera (sin ofender Elke, sabes que me ha servido mucho), sigo escribiendo cuando me siento mal, pero la diferencia es que ahora también lo hago cuando me siento bien, ¿por qué no?; trato como esos programas para superar una adicción, de acordarme que puedo intentarlo y que debo poner un gran empeño por no juzgarme y joderme la vida cada que la vuelvo a regar. Y aún así, me jodo.
Pero hoy con Marisol, Rosy, Meriwave, Noemí y anónimos; me siento acompañada. Siento que allá arriba me dicen “anda no te caigas, verás que puede pasar algo extraordinario” y sí, hoy pasó. ¡Gracias!