Un espacio de tiempo infinito

3.09.2009

Complicidad

Hoy me encontré un texto que era algo así como la carta que escribe Jerry McGuire para "cambiar" y me di cuenta que la vida sí da segundas oportunidades, que las cosas se acomodan gracias a Dios y que todo puede estar bien. O al menos en mi caso se acomodaron bien. Hoy este cómplice de mi cambio se ha convertido en la ensoñación como de secundaria. Se acuerdan cómo era amar a los 15, cómo se sentían las mariposas en la pansa o como incluso a veces no salían las palabras de la boca y se quedaba uno como idiota tratando de articular aunque sea un hola cómo estás?

El último mes –y no porque antes no pasara- me he sentido plena y vivo al día -sí como “alcohólico”- vivo cada minuto y disfruto (en la medida de lo posible) sin pensar en qué pasará, sin pensar en el mañana y mucho menos creando expectativas que puedan desilusionarme. Mentiría al decir que el mounstro no se apodera de mí, claro que lo hace y las batallas no son nada fáciles pero me aferro a esta manera feliz de estar y de fluir.

La complicidad en ese sentido ha funcionado para mejorar mi autoestima, la seguridad hacia la capacidad de las relaciones interpersonales, la tranquilidad y confianza generada por ese mismo cómplice. Hoy esta complicidad me hace feliz, me hace experimentar nuevas cosas, me conmueve y agradezco que llene mi vida.

A ti cómplice te mando bendiciones, te comparto estos momentos. A ti mí cómplice te dedico mi semanas de trabajo, mis días de descanso, mi mejor momento del día, mis risas y te comparto mi corazón.