Confianza
Se aceptan sugerencias para definir esta palabra porque o no la estoy entendiendo bien, o soy muy optimista o de plano soy muy guey.
Se aceptan sugerencias para definir esta palabra porque o no la estoy entendiendo bien, o soy muy optimista o de plano soy muy guey.
Hace varias semanas que necesitaba una película que me reconciliara con la vida, con el amor y por fin la encontré. The notebook es el título original –los protagonistas no me pregunten porque no se como se llaman- la verdad ya iba predispuesta a llorar mucho porque los cometarios que había escuchado eran que la peli afloraría el ojito remi y así fue.
Desde el inicio de la historia –bastante ordinaria y típica de una comedia romántica- mis ojos empezaron a fluir brotando cierto líquido salado de ellos. Para la mitad de la función un pequeño dolor se apoderaba de mis párpados y qué decir del final, donde el llanto era insostenible. Hacía mucho tiempo que no me pegaba tanto una película al punto en que los cortos terminaron y yo seguía con un sentimiento marca diablo y cada vez que intenté contar la historia se me hacía un nudo en la garganta e irremediablemente las lágrimas afloraban.
Sí, definitivamente fui a hacer catarsis al cine. Y es que hay veces en que se necesita sacar las penas y el séptimo arte ofrece el anonimato que resulta perfecto para desahogarte. Gracias a Diarios de una Pasión la fe no sufrió un descalabro como en la bolsa de valores y me devolvió un rayo de esperanza para seguir creyendo que allá afuera existen historias de parejas que hacen que mi romanticismo no decaiga y que eso también me puede pasar a mí.